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  • Foto del escritorTID Los Pedroches

¿Debe el Estado crear un sistema alimentario público? Ensayo.

Análisis del reto planteado.

“La libertad sólo reside en los Estados en los que el pueblo tiene el poder supremo” Cicerón.

Los ciudadanos españoles no son conocedores del tema que se nos presenta, de hecho la terminología sistema de alimentación público no existe como tal, es por ello que definimos dichas palabras por separado. Sistema como “conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí”. Alimentación como “acción y efecto de alimentar”. Público como “perteneciente o relativo al Estado, accesible a todos”. Por lo tanto, entendemos como sistema de alimentación público un conjunto de reglas o principios que controlarán y establecerán unas normas en torno a los alimentos que se suministrarán a los ciudadanos españoles por el Estado.

La carta magna, ley fundamental de un Estado, que recoge los derechos y libertades de los ciudadanos y delimita los poderes e instituciones de la organización política, está compuesta por 168 artículos en los que en ninguno se recoge el derecho a la alimentación como tal, por lo que se da por supuesto que no es una ocupación del Estado suministrar alimentos por no considerarse un problema social.

A pesar de ello, numerosas son las ayudas y transferencias que otorga el Estado para aquel porcentaje reducido de personas que no pueden disfrutar de una dieta equilibrada por dificultades económicas, dando así respuesta a dicho problema. De esta manera, la idea de crear un sistema de alimentación público sólo restaría libertad a los ciudadanos españoles a la hora de adquirir su propia comida. Y abriría, por lo tanto, una imposible oscilación de la libertad en otros ámbitos actuales. ¿Qué será lo próximo?¿Asignarnos la ropa diaria?¿Regular el gasto personal?

Cabe nombrar la siguiente anécdota por ser la base de nuestra posterior argumentación: era la época de la República, en España había mucha hambre y el capataz de un cacique se dedicaba a ir de puerta en puerta comprando votos. Les daba dos duros, que entonces eran una fortuna, y les exigía fidelidad. Todo iba bien hasta que se encontró con un jornalero que cogió los dos duros y se los tiró al suelo. Lo miró y le dijo una frase que ha pasado a la historia: “en mi hambre mando yo”. Este imperativo categórico aparentemente simple, esconde un profundo grito de libertad ante dicha situación de opresión. Libertad que tantos años nos ha costado conseguir y que se vería reducida con la creación de un sistema de alimentación público.

Teniendo en cuenta la situación económica actual, pensar en crear un sistema de esta índole sería toda una utopía. Vivimos en un país con 46,56 millones de habitantes, de los cuales el 16,5% están en paro, según datos del INE a cierre del 2017. Además, el empleo que se crea es precario, a causa del "uso generalizado" de contratos temporales (el 26,5% del total) afectando negativamente al crecimiento de la productividad y a las condiciones de vida de los trabajadores. Vivimos en un país con una deuda pública del 98,3% del PIB en 2017 pero que se prevé ascender hasta el 108% en 2027. Si el Estado no es capaz de reducir las listas de espera de los hospitales, ni tampoco de garantizar el pago de las pensiones o alcanzar un pacto por la educación en nuestro país, ¿cómo va a crear un sistema de alimentación público?

Afirmación.

Después de analizar el crítico momento que está atravesando el Estado español y haciendo referencia a nuestra Carta Magna, artículo 38, donde: “Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado. Los poderes públicos garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la productividad, de acuerdo con las exigencias de la economía general y, en su caso, de la planificación”. Es propio reiterar la negativa a la pregunta planteada. No se debe crear un sistema de alimentación público en España.

Justificación de la afirmación.

La negativa impuesta a la cuestión dada es fruto de una reflexión filosófica de Kant, que apoyaba la idea de que no se puede tratar a los habitantes de un país como si fueran menores de edad. Si implantamos un sistema de alimentación público, estaremos dando por supuesto que los habitantes españoles son eso, “menores de edad”, ya que se les estará suministrando la comida básica como si fueran niños, y restándole así la libertad de decisión que tantos años ha costado obtener. Además, estaríamos volviendo a tiempos pasados, donde había hambre, escasez de alimentos y se impusieron las cartillas de racionamiento para controlar la comida recibida por cada ciudadano, cosa que no pasa en la actualidad, porque ni hay hambre, ni mucho menos escasez de alimentos.

Cabe pensar que proveer a todos los españoles de alimentos para ofrecerles una dieta equilibrada sólo tendría cabida en un Estado comunista y la historia ya nos ha demostrado la inviabilidad de este sistema económico. Porque, ¿qué alimentos exactamente serían los que nos suministrará el Estado? ¿encajaría con los gustos que tienen los 46 millones de personas que viven en España? ¿qué pasa con las intolerancias? El 50% de la población sufre alguna alergia a la hora de alimentarse, ¿el Estado tendría dietas personalizadas para cada una de estas personas? ¿cuánto dinero supondría eso a las arcas del Estado? ¿puede España permitirse, con un 16,5% de paro, la hucha de las pensiones prácticamente vacía y una deuda pública del 98% del PIB, costear la alimentación de todos los españoles? Resulta verdaderamente insostenible, inviable e innecesario.

Y aunque, si bien es cierto que, en España un 3,2% de familias no poseen una renta suficiente que le permita comer de manera adecuada, el Estado contribuye a erradicar esta situación con ayudas y transferencias como el Programa Operativo de ayuda alimentaria del Fondo de Ayuda Europea. Así como, financiando el Banco de Alimentos Español en un 15% o destinando el 56% de los presupuestos a gasto social. Por ello, es propio destacar el papel activo del Estado ante el problema de desigualdad social y pobreza, siendo de esta manera infructuosa la creación de un sistema de alimentación público español.

Conclusión.

Por lo tanto, y a modo de conclusión, respondemos con un rotundo no a la posible creación de un sistema de alimentación público en España por considerarlo insostenible, inviable e innecesario, así como el posible causante de un retroceso en el desarrollo económico de nuestro país por tener que añadir otra partida de gasto más a los deficitarios l Presupuestos Generales del Estado.

Actualmente existen otras dificultades que necesitan una inminente solución para el bienestar social, como es la creación de puestos de trabajo que aseguren el futuro de los jóvenes españoles que se encuentran reticentes ante sus líderes políticos y desalentados por las pocas probabilidades que poseen de encontrar el trabajo por el que están estudiando. O como es asegurar las pensiones para aquellas personas que llevan cotizando toda su vida y cuando por fin pueden jubilarse, apenas reciben para subsistir. Porque si algo debe ser prioritario para el Estado, eso es recuperar de nuevo la confianza perdida de los ciudadanos en la política española.

Es propio recordar otra cita de Kant reivindicando la libertad individual, por ser la raíz de nuestra argumentación. “Eres libre en el momento que no buscas fuera de ti mismo a alguien para resolver tus problemas”. Kant.

Bibliografía.

Cicerón. (106 AC-43 AC). “La libertad sólo reside en los Estados en los que el pueblo tiene el poder supremo” .

RAE. “Sistema, alimentación y público”. Disponible en: http://dle.rae.es/?w=sistema. http://dle.rae.es/?id=1ra46Vc. http://dle.rae.es/?id=UYbbTs8

Instituto Nacional de Estadística. “Población en España (46,56 millones)”. Disponible en: https://www.google.es/publicdata/explore?ds=bk0jtrua8ulr2_&met_y=persons&hl=es&dl=es

Expansión. “Datos del PIB en 2017 (98,3%)”. Disponible en: http://www.expansion.com/economia/2018/03/28/5abb53f1268e3e7d608b467c.html

Carta Magna. Artículo 38: ”Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado. Los poderes públicos garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la productividad, de acuerdo con las exigencias de la economía general y, en su caso, de la planificación”. Disponible en: http://www.congreso.es/consti/constitucion/indice/titulos/articulos.jsp?ini=38&tipo=2

López, Félix. “El 50% de la población sufre intolerancias alimentarias pero la mayoría no lo sabe”. Disponible en: http://sevilla.abc.es/sevilla/sevi-50-por-ciento-poblacion-sufre-intolerancias-alimentarias-pero-mayoria-no-sabe-201703120823_noticia.html

Programa Operativo de ayuda alimentaria del Fondo de Ayuda Europea para las Personas más Desfavorecidas (2014-2020) en España. Disponible en: https://www.fega.es/es/node/46604#

Banco de Alimentos. Cofinanciado por el Estado español. Disponible en: https://www.fesbal.org/fondo-de-ayuda-europea/

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